Un fenómeno de masas como el juego, ha traído consigo una legislación y normativa sin precedentes sobre esta actividad en numerosas zonas del planeta. Cada nación ha legislado de forma diferente, aunque al analizar de forma exhaustiva todos los países, hay uno que presenta la excepción a la regla, Dinamarca.
En 2012 Dinamarca introdujo su modelo de juego, optando por regular el segmento online de forma liberal: esta operación es fundamental, gracias a la desenfrenada difusión del juego, insertada así dentro del segmento legal de la oferta tradicional.
Desde entonces, los juegos de azar en Dinamarca se han considerado seguros y están regulados por una buena razón. Un denso sistema de reglas en el que el jugador se siente protegido gracias a nuevas e innovadoras herramientas que pueden ayudar a todos los protagonistas de esta actividad, convirtiéndola en algo cotidiano que es saludable, divertida y cautivadora.
Una de las estrategias más exitosas implementadas por Dinamarca, es sin duda el establecimiento de un registro de autoexclusión de jugadores, el llamado Rofus. Acogido por el escepticismo inicial de otros países europeos, este modelo se ha convertido en una herramienta vehicular para muchos otros que lo han implantado dentro de sus fronteras.
Aunque si importancia ha tenido “Rofus”, otra herramienta como “MitSpil” también es digna de ser resaltada. Esta aplicación se centra en el juego responsable. Con ella, cada usuario puede registrarse y comunicar simultáneamente cuánto ha jugado, cuánto ha ganado, cuánto ha perdido y cuánto gana. Una especie de carpeta del juego para comprender el comportamiento de uno. En definitiva, una herramienta de sensibilización sobre políticas de juego responsable. Todas estas cosas han provocado un aumento del interés (y el consumo) por el juego danés, ahora casi todo focalizado en la red de redes.
Los datos confirman esta tendencia: la autoridad competente en Dinamarca encargada del control de esta actividad mostró que el 54% de los juegos daneses en 2019 estaban todos en línea, en comparación con solo el 31% en 2012. Por lo tanto, los residentes en el país optan por las máquinas tragamonedas y utilizan medios móviles para desempeñar este tipo de ocio.
Los ingresos totales del juego aumentaron a 9.8 mil millones entre 2012 y 2019. Jan Madsen, número uno de la Autoridad Danesa del Juego, dio la bienvenida a los resultados, acompañados de un desarrollo general de la tecnología y el medio online.
Todos estos postulados hacen que Dinamarca sea un modelo imitado en todo el planeta. Una legislación estricta en la que las prohibiciones pasan a un segundo término. La responsabilidad individual debe ser fundamental para la buena marcha del sector, eso sí, hay que ofrecer las herramientas necesarias como hace el país danés, para llegar al ansiado juego responsable.